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viernes, 15 de julio de 2011

No merece la pena dejarse vencer por lo inevitable

Es como tener una espina clavada en la garganta, es como intentar gritar y simplemente susurrar, es la necesidad de salir volando y no conseguir más que tres metros a pie, es el viento que sopla y no se lleva nada por delante, es como esos días de verano en los que se pone a jarrear y te jode un día perfecto de playa, o como los días de invierno, en los que aunque haga calor no eres capaz de ponerte tirantes que porque ? " es invierno, como voy a ir en tirantes? ". Cada vez nos resignamos más a lo que ha de ser, y no a lo que realmente queremos que sea. A veces siento una presión, unas ganas incontrolables de salir corriendo, y no parar nunca. Un día entendí que se llamaba impotencia. Y hace poco sentí de primera mano su significado, como te arde fuerte el alma, y no puedes hacer nada para pararlo. Y no me gusta, no me gusta sentirme asi, porque es como si el mundo dejara de girar para quedarse quieto en  esa milésima de segundo, la cual me hubiera gustado suprimir de mi vida,, es ese jodido segundo en el que te rebienta por dentro, y no paras de apuñalarte a ti misma, porque algo no ha salido como esperaras, porque de nuevo te han mentido, porque la decisión que tomaste no te convence o porque simplemente te has enterado por fin , después de meses, de que todo ha acabado, de verdad y para siempre.  Y pueden ser esos motivos, o miles como ésos, pero el sentimiento es el mismo, una rabia absurda que te hace vovlerte locapor momentos, y es entonces cuando peirdes el control incluso de tus propios movimientos. Y es entonces cuando yo me pregunto, de que coño sirbe perder el control de tu cuerpo, por un momento, si no vas a recueprar el control de la situacion nunca más. 

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