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miércoles, 31 de agosto de 2011

Marc.

Porque echo de menos esas ganas que tenías de hacerme siempre sonreir. Tu eras quien me enseñaba que cada mañana era una nueva oportunidad para ser de nuevo feliz,  tu me enseñaste a creer en mi, y en que todo puede ser si tu lo haces posible. Porque cuando cierro los ojos me acuerdo de todos los minutos que desaprovechamos de nuestra vida en comun. Porque fue tan efímero el momento en el que nos miramos por primera vez, que supe que no hay cosas imposibles, sino momentos duros dificiles de superar. Esa semana a tu lado, aprendí a valorar los pequeños detalles, aprendi a contar estrellas y que la cuenta no saliese tan mal, entendi que lo malo no siempre es tan malo, ni lo bueno es siempre lo mejor. Comprendi que en los ojos se encuenta toda la verdad, aquella que nunca llegas ni a saber ni a entender. Me entere de que la lluvia sólo moja si tu te dejas, que el frio no es tan frio si estaba con el, que el calor era opcional pero el reir era obligatorio. Ser una humana me limita a darme cuenta de que provablemente, el día que cruzaste esa esquina , fue la última vez que te vi, que vi tu caminar, que te toque, que te oi reir, que te note, en fin, todo aquello que soliamos hacer. Y ahora sé que en esta vida, eres lo que más echo de menos, porque tu me hacias sentir bien, me hacias sentir buena, porque contigo era yo,  y no lo supiste ver.

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